El teatro es algo maravilloso, pero detrás hay mucho esfuerzo y muchas cosas que se le escapan al gran público, que sólo asiste a las representaciones sin saber lo que se esconde detrás del telón. Como en la vida misma, en las bambalinas hay muchos problemas, ya que no hay que olvidar que el teatro es algo hecho por personas, y que éstas son imperfectas y tienen sus historias personales, las cuales afectan a la forma en la que trabajan. Esto es lo que pasa en la película, ya que para empezar, la directora es una neurótica, lo que no le ayuda nada a la hora de dirigir a sus actores, y más si la protagonista se enfada con ella mientras que uno de los actores es tan mayor que es incapaz de memorizar sus frases. Pero lo peor es que los desastres no acaban aquí, y el equipo técnico es igual o peor que la directora y los actores. ¿Podrán hacer la obra y presentarla al público?

El ingeniero Héctor Belascuarán Shane fracasa en su matrimonio y decide dejar su matrimonio para realizar su ilusión de ser detective privado. Participa en el concurso de televisión criminales famosos y gana. A través del programa lo conoce un psicópata asesino de mujeres que le va dando pistas de sus propios delitos y que se hace llamar Cerebro. Belascoarán no puede descubrirlo pero sufre sus atentados.

Cuando Carlos recibe la pregunta de cuidar de Paola, ambos personajes deben resolver sus diferencias para que el tiempo que pasen juntos sea más agradable. A medida que pasa el tiempo, se enfrentan a lecciones sobre la confianza, el respeto mutuo y, tal vez, el amor.